sábado, 21 de abril de 2012

Alguna necesidad de escribir

¿Será el arte de escribir uno de los oficios para la salud espiritual?


Sin ser original, ni mucho menos, opino que las expresiones de la mente -que se hacen materia por el arte de trasmitir hechos de interés propio y la esperanza que lo puedan ser ajenos- importa a la salud. Con este oficio de escribir nació la Historia. 

Esas victorias estéticas que resulten de la lectura, esos fugaces brillos y relámpagos, lo serán por haber alcanzado con éxito aquellos intereses ligados con el gusto, la admiración, el exotismo o la pura información. Es asunto de acierto, mucha práctica, algún conocimiento del idioma y del tema; también soltura de la palabra escrita, necesidad de cómoda transmisión y un natural espectable.

Servirá en cuanto produzca satisfacción, entonces la impronta de aquella imagen trasmitida volverá las veces que su poseedor quiera incorporarla en su conversación o dedicarla a sus amigos que al fin de cuentas trasuntan ese tipo de vinculación.

Que pueda también este oficio representar valores objetivos  de crematística, vendrá por añadidura sin que tal propósito ¡Oh pureza de intenciones! haya sido la razón principal de su producción; Esopo, Iriarte, Lafontaine y otros fabulistas tienen la palabra en este punto. 

Existe, claro está, la razón que se escriba por oficio y se venda por negocio. Los escritores a pedido son hábiles descriptores de asuntos de lo vario para lectores ya ubicados o para necesitados siempre potenciales a la espera del hilo conductor de sus negocios.

INTERNET, presenta la forma técnica y moderna de toda clase de lectura. Ahora ya es posible llamar en un hipertexto y se conseguirá algún vínculo conexo que atienda la curiosidad personal; ver aquí o aquí.


Los resultados son inmediatos sin mayor búsqueda. Wikipedia explica el asunto con amplitud y las bitácoras o Blogs nos ponen a la altura de los modernos tiempos.

Columnistas de diarios y revistas, opinantes impenitentes, estudiantes y un gran público saben ya cómo acceder con esos efectos a un gran espectro de la vorágine lectora…

Ser leído equivaldría a ser escuchado dentro del manto silencioso de la comunicación personal; como toda empresa el beneficio final busca la salud, esto último pueda que sea una forma retórica de explicarlo pero abona en su favor.


Pando, Lima, 21 de abril de 2012

Luis Siabala Valer




1 comentario:

  1. ¡Qué apasionante tema, ese del arte de escribir!

    Estoy de acuerdo con los postulados del Dr. Siabala vertido en este acertado artículo sobre el grato oficio del lector-escritor.

    El arte de escribir es la consecuencia emotiva de volcar el espíritu para revelar el criterio propio, la emoción y el ejercicio mental invocado por el recuerdo o la recreación escénica de sucesos de interés para una mente extasiada. Ya lo decía Jorge Luis Borges en oportuno aforismo:

    De todos los instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones del brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y la imaginación.

    El ejercicio del escritor, sea cual sean sus motivaciones, hace posible la perfección de la expresión escrita con los recursos del lenguaje. La paremia, hija de este intento, es la consecuencia de ese despertar a la inspiración en el escritor que rebusca en la profundidad de su espíritu o a partir de otros. La catarsis consecuente y la relectura propia animan la profundidad de los temas como hombre que se hace a la mar hacia el vasto horizonte. Sin duda, todo esto le representa salud mental, porque hemos sido concebidos para ejercitar así la mente, que gobierna los impulsos de cada miembro de nuestro cuerpo. Una nostálgica forma de compartir el deleite propio de soledad con aquellos espíritus afines en la distancia y el tiempo.

    Una fuerte abrazo.

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